Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Juan 9:5. RJ 189.1
Dios desea que brillemos como luces en el mundo. La oscuridad ha cubierto la tierra, y tinieblas espesas a las gentes; y Cristo dice a sus seguidores: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”Mateo 5:16. Hemos de dar la luz de la verdad a otros, pedir siempre, recibir siempre, impartir siempre, trabajando con toda sencillez mediante la santificación del Espíritu. RJ 189.2
Cristo señaló la posición que su pueblo debe ocupar cuando dijo “Vosotros sois la luz del mundo”Mateo 5:14. Los miembros de la iglesia han de irradiar una influencia que iluminará a otros. El Dador de la luz acomoda las lámparas de manera que todo en su casa (el mundo) pueda ser iluminado. El tiene una reserva de luz inagotable, y ubica a quienes verdaderamente creen en El donde brillen más y más. Nuestra luz ha de incrementarse constantemente en resplandor, puesto que constantemente estamos recibiendo luz de la Fuente de toda luz. Al contemplar a Cristo seremos cambiados a su imagen, reflejando su luz al mundo. RJ 189.3
Cada alma unida a Cristo llega a ser una luz en la casa de Dios. Cada una ha de recibir e impartir, permitiendo que su luz resplandezca en rayos claros y brillantes. Dios nos hará responsables si no permitimos que la luz brille sobre quienes están en tinieblas. Dios ha dado a cada miembro de su iglesia la tarea de alumbrar al mundo, y quienes hagan fielmente su parte en esta tarea, recibirán una reserva creciente de luz para impartir. Por su Espíritu el Señor moldeará y equipará al instrumento humano, avivando sus energías y dándole la luz con la cual iluminará a otros. RJ 189.4
La vida se muestra siempre en la acción. Si el corazón está vivo, enviará la sangre vital a todas partes del cuerpo. Quienes tengan el corazón pleno de vida espiritual no necesitarán ser urgidos a revelar esta vida. La vida divina fluirá de ellos en ricas corrientes de gracia. Cuando oran, cuando hablan, Dios es glorificado. RJ 189.5
No hay límite para la eficacia del Señor. El está preparado para avanzar y para añadir nuevo territorio a su reino; pero su pueblo debe hacer su parte en llevar adelante esta tarea. “Pedid, y se os dará” (Lucas 11:9), es la promesa. Nuestra parte es confiar en la Palabra con fe inconmovible, creyendo que Dios obrará según su promesa. Permita que la fe atraviese las sombras del enemigo. Cuando se levante una duda, acuda a Cristo, y permita que el alma sea animada por la comunión con El. La redención que ha pagado por nosotros es completa. La ofrenda que hizo fue abundante e ilimitada. El Cielo tiene una reserva de ayuda que nunca falla, para todos los que están en necesidad.—The Bible Echo, 11 de junio de 1900. RJ 189.6