Vosotros sois la sal de la tierra. Mateo 5:13. RJ 197.1
La iglesia de Cristo ha de ser una bendición, y sus miembros serán bendecidos al bendecir a otros. El propósito de Dios al escoger un pueblo no fue sólo para adoptarlo como sus hijos e hijas, sino para que por medio de ellos pudiera dar al mundo los beneficios de la iluminación divina. Cuando el Señor escogió a Abrahán no fue simplemente para que fuera el amigo especial de Dios, sino para ser el intermediario de privilegios preciosos y únicos que el Señor deseaba derramar sobre las naciones. Había de ser una luz en las tinieblas morales que lo rodeaban. RJ 197.2
Cuando Dios bendice a sus hijos con luz y verdad, no es sólo para que puedan tener el don de la vida eterna, sino también para iluminar espiritualmente a quienes los rodean... “Vosotros sois la sal de la tierra”. Y cuando Dios hace que sus hijos sean sal, no es sólo para su propia preservación, sino para que puedan ser instrumentos en la preservación de los demás. RJ 197.3
La religión de Cristo no es egoísta. No ha de ser guardada bajo llave, sino que ha de ser una influencia poderosa que brota de cada cristiano genuino para iluminar a quienes están en la oscuridad. Cada alma conectada con un cristiano verdadero será por ello mejor. Hemos de ser portantorchas de Dios, reflejando los continuos rayos del cielo sobre los demás. RJ 197.4
Gracias a los méritos de Cristo, todas nuestras bendiciones temporales y espirituales nos son dadas para que las disfrutemos. La salvación de Cristo fue colocada a nuestro alcance para que pudiéramos asirla por la fe, para que pudiéramos entretejer el amor de Cristo en nuestros caracteres, y practicarlo en nuestras vidas, a fin de que pudiéramos ser una bendición para toda nuestra raza. Pero ninguno de nosotros esparcirá luz sobre otros a menos que nosotros mismos hayamos escogido rayos de iluminación divina de la Palabra de Dios. Debemos tener el carácter moldeado a la semejanza del de Cristo, o no podremos ser verdaderos representantes de nuestro Señor. RJ 197.5
No podemos hacer nada sin la ayuda de Dios. El Espíritu de Dios puede obrar junto con nuestros esfuerzos, y si la bendición de Dios nos asiste, seremos canales de luz. El Señor está deseoso de darnos a todos una experiencia que, si es aprovechada, nos elevará de los pantanos de la tierra a una relación estrecha y celestial con Dios, y cada raicilla de egoísmo será desarraigada de nuestras naturalezas. RJ 197.6
¿Brilla usted como piedra viva en el edificio de Dios?... No tendremos la genuina religión a menos que ella ejerza una influencia controladora sobre nosotros en cada transacción comercial. Debemos tener piedad práctica a fin de entretejerla en nuestras vidas. Debemos poseer la gracia transformadora de Cristo en nuestros corazones. Necesitamos mucho menos del yo, y más de Jesús... RJ 197.7
Necesitamos abundante gracia para mantenernos humildes, para dedicarnos a la oración y hacernos compasivos, tiernos de corazón y corteses, para tratar a los demás como el Señor desea que lo hagamos.—The Signs of the Times, 3 de febrero de 1890. RJ 197.8