Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán. Ezequiel 34:26. RJ 198.1
Todo el que tenga que relacionarse con los demás debería tratar su caso como si fuera el propio; pues exactamente así como tratamos a los demás Dios lo hará con nosotros. Tratamos a Cristo como tratamos a sus hijos, dado que El está representado en la persona de sus santos. La verdad de Dios debe santificar el alma, refinar y elevar el carácter, y debemos adquirir el molde celestial, antes de que estemos preparados para las cortes de lo alto. RJ 198.2
Muchos entran en contacto con creyentes y con quienes no creen. Cuán importante es que aun las luces bajas estén encendidas, para que todos puedan captar los rayos de luz de las lámparas brillantes de quienes profesan ser seguidores de Cristo. Necesitamos abundante gracia para este tiempo de declinación espiritual... RJ 198.3
Usted que tiene ayudantes, ¿ha permitido que su luz resplandezca sobre sus trabajadores, para que ellos también puedan ser colaboradores con Dios? Dios le ha dado preciosos privilegios y ventajas al enviarle la luz de su verdad, y usted ha de aprovechar estas bendiciones, y permitir que otros compartan las misericordias de Dios. Qué gran campo misionero hay alrededor de sus hogares, qué oportunidades diarias para hablar del valor de las promesas de Dios... El Señor dice por medio del profeta Ezequiel: “Y daré bendición a ellas, y a los alrededores de mi collado”.—The Signs of the Times, 3 de febrero de 1890. RJ 198.4
Hay una obra que todo cristiano debe hacer a su propia puerta, en su propio vecindario. Pero cuántos pierden de vista los intereses eternos y están completamente absorbidos por sus asuntos temporales. No hay necesidad de que sea así, pues Jesús dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”Mateo 6:33. RJ 198.5
Dé a su propio bienestar eterno y al de su vecino la primera y más importante consideración. Sus vecinos son almas para salvar o para perder, y Dios espera que aquellos a quienes El les ha dado luz, hagan decididos e interesados esfuerzos por los demás. Deben recordar las sagradas demandas de la verdad en toda transacción de la vida. Vean los creyentes e incrédulos en la vida de quienes dicen tener un conocimiento avanzado de la verdad, una luz creciente, clara, fuerte, que resplandece en celo, en devoción, en nobleza de carácter, en su relación con los hombres. Entonces el Señor tratará generosamente con ustedes, sus siervos... RJ 198.6
Supongamos que usted permite que su luz resplandezca y gracias a su devoción a la causa de Dios, unos pocos sean guiados a consagrar su servicio a El; luego, ellos serán una bendición para otros más, otros que usted no podría alcanzar por su influencia personal. El Señor dice: “Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado”. Su luz ha de alcanzar muy lejos.—The Signs of the Times, 10 de febrero de 1890. RJ 198.7