Cantará mi lengua tu justicia. Salmos 51:14. RJ 247.1
En cada escuela se necesita grandemente la enseñanza del canto... Debiera manifestarse mucho más interés en ello. Los alumnos que han aprendido a cantar, con voces melodiosas, dulces cantos evangélicos de manera que sus palabras sean fácilmente comprendidas, pueden hacer mucho bien como evangelistas cantores. Encontrarán muchas oportunidades de usar el talento que Dios les ha dado, llevando canciones y luz a muchos lugares oscurecidos por el pecado, el dolor y la aflicción, al cantar ante aquellos que pocas veces tienen el privilegio de recibir algún ministerio evangélico. RJ 247.2
Vayan a los caminos y a los vallados. Esfuércense por alcanzar tanto a las clases altas como a las bajas. Entren en los hogares de los ricos y de los pobres. Al ir de casa en casa para cantar, pregunten: “¿Les gustaría que cantáramos? Nos agradaría ofrecerles unos momentos de canto y tener unas palabras de oración para pedir a Dios que nos guarde”. No serán muchos los que les impedirán la entrada.—Manuscrito 67, de 1903. RJ 247.3
Se fomentaba un espíritu de devoción [en las escuelas de los profetas]... A los estudiantes... se les enseñaba a orar, a aproximarse a su Creador, a ejercer fe en El, a comprender y obedecer las enseñanzas de su Espíritu. Intelectos santificados sacaban del tesoro de Dios cosas nuevas y viejas, y el Espíritu de Dios se manifestaba en profecías y cantos sagrados. RJ 247.4
Se empleaba la música con un propósito santo, para elevar los pensamientos hacia aquello que es puro, noble y enaltecedor, y para despertar en el alma la devoción y la gratitud hacia Dios. ¡Cuánto contraste hay entre la antigua costumbre y los usos que con frecuencia se le da hoy a la música! ¡Cuántos son los que emplean este don especial para ensalzarse a sí mismos, en lugar de usarlo para glorificar a Dios! El amor a la música conduce a los incautos a participar con los amantes de lo mundano en las reuniones de placer adonde Dios prohibió a sus hijos que fueran. Así, lo que es una gran bendición cuando se lo usa correctamente, se convierte en uno de los medios más certeramente empleados por Satanás para desviar la mente del deber y de la contemplación de las cosas eternas. RJ 247.5
La música forma parte del culto tributado a Dios en los atrios celestiales, y en nuestros cánticos de alabanza debiéramos procurar aproximamos tanto como sea posible a la armonía de los coros celestiales. La educación apropiada de la voz es un rasgo importante en la preparación general, y no debe descuidarse. El canto, como parte del servicio religioso, es tanto un acto de culto como lo es la oración.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 644, 645. RJ 247.6