Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Filipenses 2:5. RJ 295.1
Jesús desea borrar la imagen de lo terrenal de las mentes de sus seguidores, e impresionar sobre ellos la imagen de lo celestial, para que puedan llegar a ser uno con El, reflejando su carácter, y anunciando las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Si han tenido la oportunidad de estar en la presencia del Sol de justicia no fue para que absorban y escondan los brillantes rayos de la justicia de Cristo, sino a fin de que lleguen a ser una luz para otros... Hay personas que han recibido la preciosa luz de la justicia de Cristo, pero no actúan en conformidad con ella... Prefieren los sofismas del enemigo más bien que el claro “así dice Jehová”... RJ 295.2
El carácter que cultivamos y las actitudes que asumimos hoy están fijando nuestro destino futuro. Todos estamos haciendo elecciones, ya sea para estar con los benditos dentro de la ciudad de luz, o estar con los malvados, fuera de la ciudad. Los principios que gobiernan nuestros actos sobre la tierra son conocidos en el cielo, y nuestros hechos son fielmente anotados en los libros de registro. Allí se sabe si nuestros caracteres son como el de Cristo... ¿Somos vírgenes prudentes?... Esta es la cuestión que estamos decidiendo hoy por nuestro carácter y actitud... RJ 295.3
Ser perdonados como Cristo perdona no es sólo ser perdonados sino ser renovados en el espíritu de nuestra mente. El Señor dice: “Os daré corazón nuevo”. Ezequiel 36:26. La imagen de Cristo ha de estar grabada en la mente, el corazón y el alma. El apóstol dice: “Nosotros tenemos la mente de Cristo”. 1 Corintios 2:16. Sin el proceso transformador que sólo puede producirse por medio del poder divino, las propensiones pecaminosas originales quedan en el corazón con toda su fuerza, para forjar nuevas cadenas, para imponer una esclavitud que nunca puede ser quebrada por el poder humano... RJ 295.4
Cuando venga Cristo, la balanza del cielo pesará el carácter y decidirá si es puro, santificado y consagrado... RJ 295.5
La felicidad es el resultado de la santidad y de la conformidad con la voluntad de Dios. Los que quieren ser santos en el cielo, primero serán santos en la tierra; porque cuando dejemos esta tierra, llevaremos nuestro carácter con nosotros, y esto será sencillamente llevar con nosotros algunos de los elementos del cielo que nos fueron impartidos por la justicia de Cristo... RJ 295.6
La experiencia que sigue a la entrega total de Dios es la justicia, la paz y el gozo en el Espíritu Santo.—The Review and Herald, 19 de agosto de 1890. RJ 295.7