Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 Corintios 9:27. RJ 304.1
La vida cristiana es una batalla y una marcha. En esta guerra no hay descanso; el esfuerzo debe ser continuo y perseverante. Por el esfuerzo incesante mantenemos la victoria sobre las tentaciones de Satanás. Debe buscarse la integridad cristiana con energía irresistible y mantenerse con una fijeza de propósito decidida. RJ 304.2
Nadie será llevado hacia arriba sin un esfuerzo severo y perseverante de su parte. Todos deben entrar en esta guerra por sí mismos. Individualmente somos responsables por el contenido de la lucha; aunque Noé, Job y Daniel vivieran en la tierra, ellos no podrían librar a hijo ni a hija por su justicia. RJ 304.3
Hay una ciencia del cristianismo que debe ser dominada, una ciencia tanto más profunda, más amplia y más alta que cualquier ciencia humana, como los cielos son más altos que la tierra. La mente ha de ser disciplinada, educada, adiestrada; porque hemos de servir a Dios de maneras que no están en armonía con las inclinaciones naturales. Hay tendencias hacia el mal heredadas y cultivadas que deben ser vencidas. A menudo la educación y el adiestramiento de una vida entera deben ser descartados para que uno pueda llegar a ser un aprendedor en la escuela de Cristo. RJ 304.4
Nuestros corazones deben ser educados para llegar a estar firmes en Dios. Hemos de formar hábitos de pensamiento que nos capaciten para resistir la tentación. Debemos aprender a mirar hacia arriba. Hemos de comprender los principios de la Palabra de Dios—principios que son tan altos como el cielo y que abarcan la eternidad—en lo que afectan nuestra vida diaria. Cada acto, cada palabra, cada pensamiento ha de estar en armonía con estos principios. RJ 304.5
Las preciosas gracias del Espíritu Santo no se desarrollan en un momento. El valor, la fortaleza, la mansedumbre, la fe, la confianza invariable en el poder de Dios para salvar se adquieren por la experiencia de los años. Por una vida de santo esfuerzo y firme adhesión a lo que es recto los hijos de Dios sellarán su destino. RJ 304.6
No tenemos tiempo que perder. No sabemos cuán pronto terminará nuestro tiempo de prueba. La eternidad está ante nosotros. La cortina está por ser levantada. Cristo está pronto a venir. Los ángeles de Dios están tratando de atraernos, alejándonos de nosotros mismos y de las cosas terrenas. No permitamos que trabajen en vano. RJ 304.7
Cuando Jesús se levante en el lugar Santísimo, deje sus ropas de mediador y se vista con el manto de venganza, saldrá la orden: “El que es injusto, sea injusto todavía... y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo presto, y mi galardón conmigo”. Apocalipsis 22:11, 12.—Testimonies for the Church 8:313-315. RJ 304.8