Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. 1 Timoteo 1:16. RJ 332.1
Jesús fue un maestro y educador como el mundo nunca vio ni oyó. Actuó como uno que tiene autoridad e invitó a todos para que depositen su confianza en El. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”Mateo 11:28-30. RJ 332.2
El Hijo unigénito del Dios infinito ha dejado, por sus palabras y por su ejemplo práctico, un modelo que hemos de copiar. Mediante sus palabras, Jesús nos ha educado para obedecer a Dios, y por su mismo ejemplo nos mostró cómo hacerlo. Esta es la obra que El quiere que cada hombre haga: obedecer inteligentemente a Dios, y por precepto y ejemplo enseñar a otros lo que deben hacer para ser hijos obedientes de Dios. RJ 332.3
Jesús contribuyó para que todo el mundo tenga un conocimiento inteligente de su misión. Vino a nuestro mundo a representar el carácter del Padre, y a medida que estudiamos la vida, las palabras y las obras de Cristo, somos auxiliados de toda forma en la educación de la obediencia a Dios; y a medida que reproducimos su ejemplo nos transformamos en epístolas vivientes conocidas y leídas por todos. Somos agentes vivos que representan el carácter de Jesucristo ante el mundo. RJ 332.4
Cristo no sólo dio reglas explícitas para mostramos cómo podemos llegar a ser hijos obedientes, sino que también nos demostró en su vida y en su carácter cómo hacer las cosas que son justas y aceptables para Dios; por tanto, no hay excusa para que no hagamos lo que es agradable a sus ojos... RJ 332.5
El gran Maestro vino a este mundo para ponerse al frente de la humanidad, para así elevarla y santificarla por su obediencia santa a todo requisito divino, demostrando que es posible obedecer todos los mandamientos de Dios. Demostró que es posible la obediencia de toda la vida. Por eso dio al mundo, como el Padre nos lo dio a El, hombres elegidos y representativos, para que ejemplificaran en sus vidas la vida de Jesucristo.—Manuscrito 1, de 1892. RJ 332.6
En El se hallaba el ideal perfecto. Cristo vino al mundo para revelar este ideal como el único y verdadero blanco de nuestros esfuerzos; para mostrar lo que todo ser humano debiera ser, lo que llegarían a ser por medio de la morada de la Divinidad en la humanidad todos los que lo recibieran. Vino a mostrar de qué manera deben ser educados los hombres como conviene a hijos de Dios; cómo deben practicar en la tierra los principios, y vivir la vida del cielo.—La Educación, 73, 74. RJ 332.7