Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1, 2. RJ 347.1
“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros”Juan 15:3, 4. La misma savia que en la vid nutre a la cepa paterna, también nutre a los pámpanos. Cristo es representado como la vid que imparte el alimento, la vitalidad, la vida, el espíritu, el poder, a fin de que el pámpano pueda llevar fruto y entonces, cuando venga la aflicción y el desaliento, ustedes muestren un fruto de carácter diferente al del mundo. Es evidente que están conectados con Jesucristo y que hay un poder que los sustenta en todas sus aflicciones, chascos y pruebas; y este poder y esta gracia son los que mitigan toda aflicción. Cuando se acerque a sus labios la copa de la aflicción, recuerden que hay un Consolador y un Ayudador. La copa de la consolación les será colocada en la mano, y ese puede ser uno de los períodos más felices de su vida. RJ 347.2
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”. vers. 4. Esta es la más preciosa joya de verdad para cada uno de nosotros. Esta es la única elección que se encuentra en la Biblia, y ustedes pueden demostrar que son elegidos de Cristo siendo fieles; pueden demostrar que son elegidos de Cristo permaneciendo unidos a la vid... RJ 347.3
Cristo nos dice claramente que todo el poder y la capacidad de llevar fruto se encuentra en la cepa materna. Por lo tanto, permanezcamos en Cristo para recibir el alimento de Cristo, y entonces, ¿qué es lo que veremos? Veremos algo, y el mundo también verá algo. Hay una clara línea de distinción entre el creyente y el incrédulo, entre los que obedecen a Dios y quienes lo desobedecen; hay una diferencia decidida y marcada en el fruto que llevan... El fruto es el carácter... RJ 347.4
Toda la habilidad, todo el poder, toda la capacidad de razonamiento, todo el talento que ustedes tienen deben manifestarse en la vida religiosa; la bondad, la compasión, la piedad y el amor a Dios, es el fruto que lleva el pámpano que está unido a la vid viviente. Y entonces, cuando el abundante racimo incline... la rama, demostrará que quienes llevan más frutos, los racimos más abundantes, son los que tienen la verdadera humildad como la de Cristo. El dice: Aprended de mí. Venid a mí. ¡Ojalá que cada uno lo escuche! Esta no es la invitación de quien les habla, sino la invitación que les hace Jesucristo mismo.—Manuscrito 43, de 1894. RJ 347.5