No podemos esperar que la bendición de Dios repose sobre nosotros, si servimos a Dios a nuestro antojo y lo dejamos a nuestra propia voluntad. No es necesario que atendamos las demandas de placer hechas por el mundo. Hay otros lugares donde la gente puede encontrar diversión. Aquí necesitamos hombres y mujeres de verdad; necesitamos personas que revelen la sencillez de la verdadera piedad; hay lugar para hombres y mujeres que sean cristianos sólidos, que no sientan que se los debe honrar altamente porque hayan tenido alguna experiencia. Podéis tener una experiencia viva y rica aquí; pero el Señor no puede ser honrado por vosotros mientras penséis que no importa si habéis sido subyugados en espíritu o no, o si estáis o no realmente convertidos. Si ha de continuar la obra que se hace aquí, necesitamos hombres y mujeres que lleven responsabilidades en el temor del Señor. La preparación para el reino de Dios no es una labor casual. No podéis ser religiosos a veces e irreligiosos en otras ocasiones.—Manuscrito 57, 1909. MM 265.1