Mis hermanos, el Señor nos llama a la unidad, a la integridad general. Debemos ser uno en la fe. Deseo deciros que cuando los ministros del evangelio y los obreros médicos misioneros no están unidos, se coloca sobre nuestras iglesias el peor mal que se pueda concebir. Nuestros médicos misioneros deben estar interesados en la obra de nuestras asociaciones, y nuestros obreros de la asociación deben estar muy interesados en la obra de nuestros médicos misioneros.—Manuscrito 46, 1904. MM 318.3