Vivimos en los últimos días de la historia de esta tierra, y la obra médica misionera debe ser todo lo que su nombre significa. Se debe predicar el evangelio a los pobres. El hombre pobre tanto como el rico es el objeto del cuidado y de la atención especial de Dios. Quitad la pobreza, y no tendríamos forma de comprender la misericordia y el amor de Dios, ni de conocer al Padre celestial, compasivo y lleno de misericordia. MM 321.2
Los que tienen la verdad para estos últimos días presentarán un mensaje adaptado a los pobres. Uno pensaría que el evangelio fue inspirado para alcanzar a esta clase. Cristo vino a la tierra para andar y trabajar entre los pobres. Predicó el evangelio a los pobres. Su obra es el evangelio mostrado en forma práctica en las ramas médicas misioneras: en justicia, misericordia y el amor de Dios, el buen fruto que se cosecha porque el árbol es bueno. En la persona de sus hijos creyentes y activos, bajo la guía del Espíritu Santo, Cristo visita hoy al pobre y al necesitado dando auxilio en la necesidad y aliviando el sufrimiento.—Carta 83, 1902. MM 321.3