Los engaños humanos son abundantes y especiosos. Hay elementos invisibles que obran para hacer que lo falso aparezca como verdadero; los errores están vestidos con una túnica engañosa para inducir a la gente a aceptarlos como esenciales para obtener una educación superior. Y estas ideas falsas engañarán a muchos de nuestros estudiantes, a menos que estén completamente protegidos y guiados por el Espíritu de Dios para llevar en el corazón y la mente las verdades importantes y santas de la Palabra, aceptándolas como los principios básicos de la educación superior. Ninguna instrucción puede exceder en valor a la instrucción pura de Dios, que viene para ilustración de todos los que se dejen instruir. MM 114.2
Se debe educar a nuestros estudiantes para que comprendan que no hay educación más elevada que la que fue dada por el gran Maestro al mundo. Debemos salvaguardar a nuestros estudiantes de la tentación, haciendo de las verdades sagradas de la Palabra de Dios la base de su educación. Este conocimiento superior, el conocimiento de la gloria de Dios, debe brillar en su corazón, para que la excelencia del poder pueda ser de Dios y no de los hombres... MM 114.3
Advertid a todo estudiante que debe estar muy despierto. Que nuestros ministros y todos los que por fe están actuando una parte para librar la mente humana del error afirmen con seguridad esta verdad en la mente: que no puede haber educación más elevada que la que procede de Aquel que dio su vida para que la humanidad pudiera unirse a la divinidad, y que el hombre caído se hiciera uno con Dios. El maestro que es tan necio como para pensar que puede dar a los estudiantes un conocimiento más perfecto que el dado por el gran Maestro, Cristo Jesús, ignora qué constituye la educación superior.—Carta 98, 1909. MM 115.1