No se nos llama a entrar en ninguna controversia con los que sostienen falsas teorías. La controversia es inútil. Cristo nunca entró en ella. El arma utilizada por el Redentor del mundo fue “escrito está.” Acerquémonos a la Palabra. Permitamos que el Señor Jesús y sus mensajeros testifiquen. Sabemos que el testimonio de ellos es verdadero. MM 126.1
Cristo está por encima de todas las obras de su creación. Él guió al pueblo de Israel en la columna de fuego, mientras sus ojos veían el pasado, el presente y el futuro. Él debe ser reconocido y honrado por todos los que aman a Dios. Sus mandamientos deben ser reverenciados, amados y obedecidos. Deben ser el poder controlador en la vida de su pueblo. MM 126.2
El tentador viene con la insinuación de que Cristo ha mudado su sitial de honor y poder a una región desconocida, y que la humanidad ya no necesita molestarse en exaltar su carácter y obedecer su ley. Los seres humanos deben ser la ley para ellos mismos, declara él. Las sofisterías que él introduce rebajan al Señor y lo dejan en el polvo. La restricción y el control moral en la familia humana son destruidos. La restricción sobre el vicio se hace cada vez más y más débil. El mundo no ama ni teme a Dios. Y los que no aman ni temen a Dios pronto pierden todo sentido de obligación recíproca hacia su prójimo. Están sin Dios y sin esperanza en el mundo.—Manuscrito 92, 1904. MM 126.3