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Voces estridentes Mu 24

La música forma parte del culto de Dios en los atrios del cielo. En nuestros cantos de alabanza, debemos intentar acercarnos tanto como sea posible a la armonía de los coros celestiales. A menudo me he entristecido al oír voces incultas, elevadas hasta la más alta nota, chillando literalmente, al expresar las sagradas palabras de algún himno de alabanza. Cuán inapropiadas son esas voces agudas y estridentes en el culto sagrado y el gozoso servicio de Dios. Anhelo tapar mis oídos, o huir lejos del lugar, y me alegro cuando el penoso ejercicio ha terminado. Mu 24.1

Los que hacen del canto una parte del culto divino, deben elegir himnos con música apropiada para la ocasión, no de notas fúnebres, sino alegres y, con todo, melodías solemnes. La voz puede y debe ser modulada, enternecida y subyugada.—The Signs of the Times, 22 de junio de 1882; El Evangelismo, 370. Mu 24.2