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Paz a vosotros UE 150

En su gozo se olvidaron de su hambre y cansancio. Dejaron la comida sin probar, y se apresuraron a regresar a Jerusalén con el precioso mensaje de su Salvador resucitado. UE 150.3

Estaban todavía contando estas cosas a los discípulos, cuando Cristo mismo apareció en medio de ellos, y con las manos levantadas como para bendecirlos, dijo: “¡Paz a vosotros!” Lucas 24:36. UE 150.4

Al principio se espantaron, pero cuando les mostró las huellas de los clavos en sus manos y en sus pies, y comió con ellos, creyeron y fueron consolados. La fe y el gozo reemplazaron a la incredulidad, y con sentimientos que las palabras no pueden explicar, reconocieron a su Salvador resucitado. UE 150.5

Como Tomás no estaba con ellos en esta reunión, se negó a creer los informes relativos a la resurrección. Pero ocho días después Jesús apareció a los discípulos cuando Tomás estaba presente. UE 150.6

En esta ocasión de nuevo mostró en sus manos y en sus pies las señales de la crucifixión. Tomás se convenció de inmediato, y exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” Juan 20:28. UE 150.7