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Pilato se lava las manos UE 124

Pilato trató seriamente de liberar al Salvador, pero los judíos clamaron: UE 124.6

“Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone”. Juan 19:12. UE 124.7

Esto significaba tocar a Pilato en un punto débil. Sabía que el gobierno romano sospechaba de su lealtad y un informe de esta naturaleza sería su ruina. UE 124.8

“Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: UE 124.9

“Inocente soy yo de la sangre de este justo. Allá vosotros”. Mateo 27:24. UE 125.1

En vano Pilato trató de liberarse de la culpa de condenar a Jesús. Si hubiera actuado con prontitud y firmeza desde el principio, sosteniendo lo que era justo, su voluntad no hubiera sido subyugada por la turba y no hubieran tenido la presunción de imponer ellos su deseo. UE 125.2

Su vacilación e indecisión provocaron su ruina. Vio que no podía librar a Jesús y a la vez retener su propio honor y posición. UE 125.3

Antes que perder su poder terrenal, eligió sacrificar una vida inocente. Sometiéndose a las demandas de la chusma, de nuevo hizo azotar a Jesús y lo entregó para ser crucificado. UE 125.4

Pero a pesar de sus precauciones, lo que temía ocurrió más tarde. Sus honores le fueron quitados, fue despojado de su alta posición y, atormentado por el remordimiento y el orgullo herido, no mucho después de la crucifixión puso fin a su propia vida. UE 125.5

Así, todos los que transigen con el pecado cosechan sólo dolor y ruina. “Hay camino que al hombre parece derecho; pero es camino que lleva a la muerte”. Proverbios 14:12. UE 126.1

Cuando Pilato se declaró inocente de la sangre de Cristo, Caifás contestó desafiante: “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos”. Mateo 27:25. UE 126.2

Estas terribles palabras fueron repetidas por los sacerdotes y también por el pueblo. UE 126.3

Era una tremenda sentencia que pronunciaron sobre sí mismos y una herencia horrorosa que pasaría a su posteridad. UE 126.4

Estas palabras se cumplieron literalmente en las espantosas escenas de la destrucción de Jerusalén, unos cuarenta años más tarde. UE 126.5

También el desprecio y la opresión de sus descendientes se cumplieron desde aquel día en la dispersión. UE 126.6

Y volverá a cumplirse cuando se realice el ajuste final de cuentas. ¡Qué distinta será entonces la escena! “Este mismo Jesús” vendrá, “en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios”. Hechos 1:2; 2 Tesalonicenses 1:8. UE 126.7

Entonces rogarán a las rocas y a los montes: UE 126.8

“Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero, porque el gran día de su ira es venido”. Apocalipsis 6:16, 17. UE 126.9