¿Qué puede hacerse para detener la marea de enfermedad y crimen que está arrastrando a nuestra especie a la ruina y a la muerte? Como la gran causa del mal se encuentra en la complacencia del apetito y la pasión, la primera y gran obra de reforma debe ser aprender y poner en práctica las lecciones de la temperancia y el dominio propio. MJ 164.1
Si ha de efectuarse un cambio permanente para el mejoramiento de la sociedad, la educación de las masas debe empezar en la época temprana de la vida. Es casi seguro que los hábitos formados en la infancia y la juventud, los gustos adquiridos, el dominio propio logrado, los principios inculcados desde la cuna, han de determinar el futuro del hombre o de la mujer. El crimen y la corrupción resultantes de la intemperancia y las costumbres relajadas podrían ser evitados por la debida educación de la juventud. MJ 164.2