Como agente educador, las Sagradas Escrituras no tienen rival. La Biblia es la historia más antigua y más abarcante que los hombres poseen. Vino directamente de la fuente de verdad eterna; y una mano divina ha conservado su pureza a través de los siglos. Ilumina el lejano pasado, donde en vano procura penetrar la investigación humana. Únicamente en la Palabra de Dios contemplamos el poder que echó los fundamentos de la tierra, y extendió los cielos. Únicamente en ella podemos hallar un relato auténtico del origen de las naciones. Únicamente en ella se nos da una historia de la familia humana, no mancillada por el orgullo o el prejuicio del hombre. MJ 185.4