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La conducta en la casa de Dios MJ 187

La reverencia es muy necesaria en la juventud de hoy en día. Me alarma ver a niños y a jóvenes, de padres religiosos, tan descuidados con el orden y la corrección que deberían observarse en la casa de Dios. Mientras los siervos de Dios presentan las palabras de vida a la gente, algunos están leyendo, otros cuchicheando y riendo. Pecan con los ojos al desviar la atención de los que los rodean. Este hábito, si no es reprimido, crecerá e influirá en otros. MJ 187.3

Tanto los niños como los jóvenes nunca deben sentir que es motivo de orgullo ser indiferentes y descuidados en las reuniones donde se adora a Dios. Dios ve todo pensamiento o acto irreverente, y es registrado en los libros del cielo. Él dice: “Conozco tus obras”.2Apocalipsis 3:1. Nada escapa a su mirada escrutadora. Si han formado en cualquier grado el hábito de la desatención e indiferencia en la casa de Dios, esfuércense por corregirlo y muestren que tienen respeto propio. Practiquen la reverencia hasta que llegue a ser una parte de ustedes mismos. MJ 187.4

No tengan tan poca reverencia hacia la casa y el culto de Dios que conversen con otros durante el sermón. Si los que cometen esta falta pudieran ver a los ángeles de Dios que los miran y toman en cuenta su acción, se llenarían de vergüenza y de aborrecimiento propio. Dios quiere oyentes atentos. El enemigo sembró la cizaña mientras el hombre dormía. MJ 188.1

No debería tratarse con descuido e indiferencia nada que sea sagrado, que pertenezca al culto de Dios. Cuando se habla la palabra de vida, deberían recordar que están escuchando la voz de Dios a través de su siervo delegado. No pierdan esas palabras por falta de atención; si las atienden, impedirán que sus pies se extravíen por senderos equivocados. MJ 188.2