Es privilegio de ustedes, queridos jóvenes amigos, glorificar a Dios en la tierra. Para hacerlo, deben desviar la mente de las cosas superficiales, frívolas y sin importancia, hacia las que son de valor eterno. MJ 187.1
Vivimos en una época en que todos deberían prestar especial atención al mandato del Salvador: “Velad y orad, para que no entréis en tentación”.1Mateo 26:41. Una de nuestras más fuertes tentaciones es la de la irreverencia. Dios es superior y santo; y para el ser humilde y creyente, su casa en la tierra, el lugar donde su pueblo se reúne para adorarle, es como la puerta del cielo. Los himnos de alabanza y las palabras habladas por los ministros de Cristo son los instrumentos designados por Dios para preparar a un pueblo para la iglesia de lo alto, para ese culto superior en el que no puede penetrar nada que sea impuro o profano [...]. MJ 187.2