No nos ha sido dado nuestro dinero para que pudiéramos honrarnos y glorificarnos a nosotros mismos. Como fieles mayordomos, hemos de usarlo para honra y gloria de Dios. Algunos piensan que no pertenece al Señor más que una parte de sus medios. Cuando han puesto aparte una porción con fines religiosos y caritativos, consideran que el resto les pertenece para usarlo como crean conveniente. Pero en esto se equivocan. Todo lo que poseemos es del Señor y somos responsables ante él del uso que le demos. En el empleo de cada centavo se verá si amamos a Dios por encima de todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. MJ 220.1
El dinero tiene gran valor porque puede hacer mucho bien. En manos de los hijos de Dios es alimento para el hambriento, bebida para el sediento y vestido para el desnudo. Es una defensa para el oprimido y un medio de ayudar al enfermo. Pero el dinero no es de más valor que la arena, a menos que sea usado para satisfacer las necesidades de la vida, beneficiar a otros y hacer progresar la causa de Cristo.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 286. MJ 220.2