Se acercan las fiestas. En vista de ello, convendrá considerar cuánto dinero se gasta anualmente en hacer regalos a los que no los necesitan. La fuerza de la costumbre es tal, que nos parece que descuidamos a los amigos si no les hacemos regalos en estas ocasiones. Pero recordemos que nuestro bondadoso Benefactor celestial tiene sobre nosotros derechos superiores a los de cualesquiera amigos terrenales. ¿No presentaremos nuestras ofrendas a Dios durante las próximas fiestas? Hasta los niños pueden participar en esta obra. Podemos dar ropas y otros artículos útiles a los pobres dignos y así hacer una obra para el Maestro. MJ 220.3