Calculen todos los que profesan creer la verdad para este tiempo cuánto gastan anualmente, y en especial en ocasión de las fiestas anuales, en la satisfacción de deseos egoístas y profanos; cuánto en la complacencia del apetito y cuánto en competir con otros en ostentación no cristiana. Sumen los recursos así gastados innecesariamente, y calculen luego cuánto se podría haber ahorrado como dones consagrados a la causa de Dios sin perjuicio para el espíritu ni el cuerpo. MJ 221.2
Se pueden hacer ofrendas pequeñas o más liberales, según la capacidad del dador, para ayudar a cubrir las deudas de las iglesias que han sido dedicadas a Dios. Además, hay que enviar misioneros a nuevos campos y sostener a otros en sus respectivos puestos de labor. Estos misioneros tienen que practicar la más estricta economía, hasta negarse las cosas que ustedes gozan diariamente y que consideran indispensables. Ellos disfrutan de pocos lujos.—The Review and Herald, 21 de noviembre de 1878. MJ 221.3