Estamos viviendo en una época desdichada para los niños. Se siente una fuerte corriente que arrastra hacia abajo, hacia la perdición, y se necesita algo más que una experiencia y fuerza de niño para remontar esa corriente y no ser llevado por ella. Los jóvenes en general parecen cautivos de Satanás, y este y sus ángeles los llevan a una destrucción segura. Satanás y sus huestes hacen guerra contra el gobierno de Dios y a todos los que tienen deseo de entregar su corazón al Señor y de obedecer sus requerimientos, Satanás tratará de hacerles sufrir perplejidad y de vencerlos con sus tentaciones, con el fin de que se desalienten y renuncien a la lucha [...]. MJ 238.3
Mediante la oración ferviente y le fe viva, ganarán grandes victorias. Algunos padres no se han dado cuenta de las responsabilidades que pesan sobre ellos y han descuidado la educación religiosa de sus hijos. Por la mañana, los primeros pensamientos del cristiano deben fijarse en Dios. Los trabajos mundanales y el interés propio deben ser secundarios. Debe enseñarse a los niños a respetar y reverenciar la hora de oración. Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada, y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día [...]. MJ 238.4