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Proveer placeres inocentes MJ 270

No se puede hacer que los jóvenes sean tan calmos y serios como los ancianos, el hijo tan sobrio como el padre. Aunque se condenan las diversiones pecaminosas, como en verdad debe hacerse, que los padres, maestros y tutores de los jóvenes provean en su lugar placeres inocentes, que no mancillen ni corrompan la moral. No sujeten a los jóvenes bajo reglas y restricciones rígidas, que los induzcan a sentirse oprimidos, y a precipitarse en sendas de locura y destrucción. Con mano firme, bondadosa y considerada, sujeten las riendas del gobierno, guiando y vigilando sus mentes y propósitos, aunque de manera tan suave, sabia y amorosa, que ellos puedan darse cuenta de que ustedes tienen presente sus mejores intereses.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 318, 319. MJ 270.3