El amor es una planta de origen celestial. No es irrazonable, no es ciego. Es puro y santo. Pero la pasión del corazón carnal es enteramente otra cosa. Mientras el amor puro hará intervenir a Dios en todos sus planes y estará en perfecta armonía con el Espíritu de Dios, la pasión será terca, irreflexiva, irrazonable, desafiante de toda sujeción, y hará un ídolo del objeto de su elección. MJ 324.2
La gracia de Dios se mostrará en toda la conducta del que posee verdadero amor. La modestia, la sencillez, la sinceridad, la moralidad y la religión caracterizarán cada paso hacia la alianza del matrimonio. Los que tienen un dominio tal no se dejarán absorber por la relación con otra persona hasta el punto de perder el interés en la reunión de oración y en el culto religioso [...]. MJ 324.3