Las mujeres no siempre han seguido los dictados de la razón y en cambio han obrado por impulso. No han sentido en elevado grado las responsabilidades que descansaban sobre ellas y según las cuales debían elegir compañeros para la vida que no estamparan sobre sus hijos un grado de baja moralidad y una pasión por gratificar los apetitos pervertidos a expensas de la salud y hasta de la vida. Dios las tendrá por responsables en gran medida por la salud física y el carácter moral que de este modo han transmitido a las generaciones futuras [...]. Muchas personas que han pertenecido a esta clase se han casado y han transmitido a sus hijos las taras de su propia debilidad física y de su moral depravada. La complacencia de las pasiones animales y de la tosca sensualidad han constituido características notables de su descendencia, que se ha ido rebajando de una generación a otra, aumentando las miserias humanas a un grado terrible y apresurando la depreciación de la raza.—Mensajes Selectos 2:486, 487 (1865). 1MCP 147.2