Cuanto más nobles sean los propósitos que animen a los padres, cuanto más elevadas sus dotes intelectuales y morales, cuanto más desarrolladas sus facultades físicas, mejor será el equipo que para la vida den a sus hijos. Cultivando en sí mismos las mejores prendas, los padres influyen en la formación de la sociedad del mañana y en el ennoblecimiento de las futuras generaciones. 1MCP 148.2
Los padres y las madres deben comprender su responsabilidad. El mundo está lleno de trampas para los jóvenes. Muchísimos son atraídos por una vida de placeres egoístas y sensuales. No pueden discernir los peligros ocultos o el fin temible de la senda que a ellos les parece camino de la felicidad. Al ceder a los apetitos y pasiones, malgastan sus energías, y millones quedan perdidos para este mundo y para el venidero. Los padres deberían recordar siempre que sus hijos tienen que arrostrar estas tentaciones. Tienen que preparar al niño antes de su nacimiento para predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal. 1MCP 148.3
Esta responsabilidad recae principalmente sobre la madre, que con su sangre vital nutre al niño y forma su armazón física, le comunica también influencias intelectuales y espirituales que tienden a formar la inteligencia y el carácter.—El Ministerio de Curación, 287 (1905). 1MCP 148.4