El estudio del latín y del griego es de mucho menor importancia para nosotros mismos, para el mundo y para Dios, que el estudio y el uso cuidadoso del cuerpo humano. Es un pecado estudiar libros y descuidar el conocimiento de los diversos ramos de utilidad en la vida práctica. En algunos, la aplicación íntima a los libros es un desperdicio. El cuerpo humano, cuando no está realizando actividades físicas, conduce a una gran actividad cerebral. Este llega a ser el taller del diablo. La vida que ignora la casa donde vivimos, nunca llegará a ser armoniosa.—Carta 103, 1897. 1MCP 202.4