Con voz solemne el Orador continuó: “¿Encuentran ustedes que estos autores [incrédulos] tienen aquello que pueden recomendar como esencial para la verdadera educación superior? ¿Se atreverían a recomendar su estudio a los alumnos que ignoran su verdadero carácter? Los hábitos equivocados de pensamiento, una vez aceptados, llegan a ser un poder despótico que atrapa la mente como con una mano de acero. Si muchos que han recibido y leído estos libros nunca los hubieran visto y en cambio hubieran aceptado las palabras del divino Maestro, estarían mucho más adelantados de lo que están ahora en el conocimiento de las verdades divinas de la Palabra de Dios, las cuales hacen sabios a los hombres para su salvación. Estos libros han conducido a miles hacia donde Satanás condujo a Adán y Eva: a un conocimiento que Dios les prohibió tener. Por medio de sus enseñanzas, los estudiantes se han vuelto de la Palabra del Señor a las fábulas”.—The Review and Herald, 12 de marzo de 1908. 1MCP 202.5