Usted no tiene éxito como maestro porque no tiene paciencia ni adaptabilidad. Usted no sabe cómo tratar con las mentes humanas o cómo impartir conocimiento de la mejor manera posible. Si sus expectativas no se logran, se impacienta. Usted ha tenido todas las ventajas en su educación, y sin embargo, no es un maestro sabio. Le resulta muy desagradable enseñar a aquellos cuya capacidad de aprendizaje es más lenta. En su juventud necesitó disciplina y entrenamiento. Pero el espíritu que usted manifestó bajo la corrección echó a perder su vida.—Carta 117, 1901. 1MCP 206.3