Al ser reprimidos, los impulsos de sociabilidad y generosidad se marchitan y el corazón se vuelve desolado y frío [...]. El amor no puede durar mucho si no se le da expresión. No permitan que el corazón de sus compañeros languidezca por falta de bondad y ternura de parte vuestra.—El Ministerio de Curación, 278 (1905). 1MCP 218.2