Los talentos de una persona prestan la máxima utilidad solo cuando son puestos bajo el control completo del Espíritu de Dios. Los preceptos y principios de la religión son los primeros pasos en la adquisición del conocimiento, y se ubican en los fundamentos mismos de la verdadera educación. El conocimiento y la ciencia deben ser fortalecidos por el Espíritu de Dios a fin de servir a los propósitos más nobles. 1MCP 30.4
Únicamente el cristiano puede usar correctamente el conocimiento. La ciencia, para ser plenamente apreciada, debe ser considerada desde un punto de vista religioso. Entonces, todos adorarán al Dios de la ciencia. El corazón que ha sido ennoblecido por la gracia de Dios puede comprender mejor el verdadero valor de la educación. Los atributos de Dios, tal como se observan en sus obras creadas, nada más pueden apreciarse cuando conocemos al Creador. 1MCP 30.5
Los maestros han de estar familiarizados no solo con la teoría de la verdad sino que también deben tener un conocimiento experimental del camino de la santidad para conducir a los jóvenes a las fuentes de la verdad, al Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. El conocimiento es poder para bien únicamente cuando está unido con la verdadera piedad. Un alma vaciada del yo será noble. Cuando Cristo more en el corazón por la fe seremos sabios a la vista de Dios.—Manuscrito 44, 1894. 1MCP 30.6