Cuanto más nos parezcamos a nuestro Salvador en el carácter, tanto mayor será nuestro amor hacia aquellos por quienes él murió. Los cristianos que manifiestan entre sí un espíritu de amor abnegado están dando un testimonio por Cristo que los incrédulos no pueden negar ni resistir. Es imposible estimar el poder de semejante ejemplo. Nada tendrá tanto éxito en derrotar los propósitos de Satanás y sus emisarios, nada edificará tanto el reino del Redentor, como el amor de Cristo manifestado por los miembros de la iglesia.—Testimonies for the Church 5:167, 168 (1882). 1MCP 243.2