Los planes y las maquinaciones de Satanás nos asedian por todas partes. Siempre hemos de recordar que él se nos acerca disfrazado, ocultando sus motivos y el carácter de sus tentaciones. Viene con vestidos de luz, aparentemente ataviado con el puro ropaje de los ángeles, para que no podamos discernir que es él. Necesitamos emplear gran precaución para investigar cuidadosamente sus artificios, para no ser engañados.—Nuestra Elavada Vocacion, 90 (1897). 1MCP 34.1