Hermano, usted puede ayudarnos de muchas maneras. Pero el Señor me ha encargado decirle que usted no debe estar concentrado en sí mismo. Tenga cuidado con la forma en que escucha, comprende y asimila la Palabra de Dios. El Señor lo bendecirá si usted trata correctamente con sus hermanos. Aquellos a quienes él envió a proclamar el mensaje del tercer ángel, han estado trabajando al unísono con los seres celestiales. El Señor no ha puesto sobre usted la tarea de proclamar un mensaje que producirá discordia entre las filas de los creyentes. Repito que él no está guiando a nadie con su Espíritu Santo para que forje una teoría que destruirá la fe en los mensajes solemnes que él ha dado a su pueblo para que los proclame al mundo.—Manuscrito 32, 1896; Mensajes Selectos 2:131, 132. 1MCP 277.1