Una de las características que se deberían fomentar y cultivar en todo niño es ese olvido de sí mismo que imparte a la vida una gracia espontánea. De todas las excelencias del carácter, esta es una de las más hermosas, y para toda verdadera vocación es uno de los requisitos más esenciales.—La Educación, 237 (1903). 1MCP 277.2