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El casamiento con incrédulos 1MCP 303

Hay en el mundo cristiano una indiferencia asombrosa y alarmante hacia las enseñanzas de la Palabra de Dios con respecto al casamiento de los cristianos con los incrédulos. Muchos de los que profesan amar y temer a Dios prefieren seguir su propia inclinación antes que aceptar el consejo de la sabiduría infinita. En un asunto que afecta vitalmente la felicidad y el bienestar de ambas partes, para este mundo y el venidero, la razón, el juicio y el temor de Dios son puestos a un lado, y se deja que predominen el impulso ciego y la determinación obstinada. 1MCP 303.3

Hombres y mujeres que en otras cosas son sensatos y concienzudos cierran sus oídos a los consejos; son ciegos a las súplicas y ruegos de amigos y parientes, y de los siervos de Dios. La expresión de cautela o amonestación es considerada como entrometimiento impertinente, y el amigo que es bastante fiel como para dar una reprensión, es tratado como enemigo. Todo esto está de acuerdo con el deseo de Satanás. Él teje su ensalmo en derredor del alma, y esta queda hechizada, infatuada. La razón deja caer las riendas del dominio propio sobre el cuello de la concupiscencia, la pasión no santificada predomina, hasta que, demasiado tarde, la víctima se despierta para vivir una vida de desdicha y servidumbre. Este no es un cuadro imaginario, sino un relato de hechos reales. Dios no aprueba las uniones que ha prohibido expresamente.—Joyas de los Testimonios 2:123 (1885). 1MCP 303.4