Aunque el compañero de su elección sea digno en todos los demás aspectos—y me consta que no lo es—, no ha aceptado la verdad para este tiempo; es incrédulo, y Dios le prohíbe a usted unirse a él. Usted no puede, sin peligro para su alma, despreciar esta recomendación divina.—Joyas de los Testimonios 2:121 (1885). 1MCP 304.1