Hay quien dice: “Mi conciencia no me condena al no guardar los mandamientos de Dios”. Pero en la Palabra de Dios leemos que hay buenas y malas conciencias, y el hecho de que su conciencia no lo condene al no guardar la ley de Dios no demuestra que usted esté sin condenación a la vista de él. 1MCP 321.3
Lleven su conciencia a la Palabra de Dios y vean si su vida y su carácter están en armonía con la norma de justicia que Dios ha revelado allí. Ustedes pueden entonces decidir si tienen una fe inteligente o no, y qué clase de conciencia es la suya. Uno no puede confiar en la conciencia del hombre a menos que esté bajo la influencia de la gracia divina. Satanás se aprovecha de la conciencia no iluminada, y por ella conduce a los hombres a toda clase de engaños, porque no han hecho de la Palabra de Dios su consejera. Muchos han inventado un evangelio propio de la misma manera en que han sustituido con una ley propia la ley de Dios.—The Review and Herald, 3 de septiembre de 1901. 1MCP 321.4