Usted puede tener una conciencia, y esa conciencia puede llevarlo a la convicción, pero la pregunta es: ¿Es esa convicción un agente que actúa? ¿Alcanza esa convicción a su corazón y a los actos del hombre interior? ¿Hay una purificación del templo del alma de su contaminación? Eso es lo que deseamos, porque estamos en un tiempo como fue el de los hijos de Israel; y si hubiera pecados sobre usted, no se detenga hasta que los haya corregido y eliminado.—Manuscrito 13, 1894. 1MCP 321.6