Las pasiones pecaminosas deben ser estrictamente vigiladas. Las facultades de percepción son maltratadas, terriblemente maltratadas, cuando se da rienda suelta a las pasiones. Cuando uno se deja dominar por las pasiones, la sangre, en vez de circular por todo el cuerpo, con lo que se alivia el corazón y se aclara la mente, se concentra en cantidades indebidas en los órganos internos. El resultado es la enfermedad. El ser humano no puede ser sano hasta que vea el mal y lo remedie.—Counsels on Health, 587 (1900). 1MCP 333.4