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Los tres primeros años de la vida del niño 2MCP 163

Permítase que el egoísmo, la ira y la terquedad sigan su curso durante los primeros tres años de la vida de un niño, y será difícil ayudarlo a someterse a una disciplina saludable. Su disposición ha llegado a ser descontenta, su deleite es hacer su propia voluntad y el control paterno le resulta desagradable. Estas malas tendencias crecen con el desarrollo del niño, hasta que en la virilidad el egoísmo supremo y una falta de autocontrol lo colocan a merced de los males que corren a rienda suelta en nuestro mundo.—La Temperancia, 157 (1877). 2MCP 163.4