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Intoxicado con la ira 2MCP 164

¡Cómo se regocija Satanás cuando se le permite hacer que el alma se ponga al rojo blanco de enojo! Una mirada, un gesto, una entonación de la voz, pueden tomarse y utilizarse como una flecha de Satanás, para herir y envenenar el corazón que está abierto para recibirla. 2MCP 164.4

La persona que le da lugar al espíritu de enojo queda tan intoxicada como aquel que ha llevado el vaso a sus labios. 2MCP 165.1

Cristo considera el enojo como el asesinato [...]. Las palabras apasionadas tienen sabor de muerte para muerte. El que las pronuncia no está cooperando con Dios para salvar a sus semejantes. En el cielo esta conducta perversa se coloca en la misma lista con el lenguaje soez. Mientras el odio permanezca en el alma no habrá ni una partícula del amor de Dios en ella.—Nuestra Elavada Vocacion, 237 (1901). 2MCP 165.2