Puede verse que algunos vienen de su comunión diaria con Dios revestidos con la mansedumbre de Cristo. Sus palabras no son como granizo desolador que aplasta todo a su paso; de sus labios emana dulzura. En forma completamente inconsciente, esparcen semillas de amor y bondad a lo largo de toda su senda, porque tienen a Cristo en el corazón. Su influencia se siente más de lo que se ve.—Comentario Bíblico Adventista 3:1177 (1887). 2MCP 215.2