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Aprendamos la elocuencia del silencio 2MCP 224

Cuando alguien cede y se enoja, está tan intoxicado como el que ha bebido una copa. Aprendamos la elocuencia del silencio y sepamos que Dios respeta lo que ha sido adquirido por la sangre de Cristo. Adiestrémonos a nosotros mismos; debemos aprender cada día. Debemos subir cada vez más alto y estar cada vez más cerca de Dios. Eliminemos los escombros del camino real. Abramos paso para que el Rey pueda caminar entre nosotros. Eliminemos de nuestros labios la comunicación contaminada. Véase Colosenses 3:8.—Manuscrito 6, 1893. 2MCP 224.4