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Santa restricción 2MCP 224

Sin fe es imposible agradar a Dios. Podemos tener la salvación de Dios en nuestras familias, pero debemos creer para obtenerla, vivir por ella y ejercer de continuo fe y confianza permanente en Dios. Debemos subyugar el genio violento, y dominar nuestras palabras; así obtendremos grandes victorias. 2MCP 224.5

A meros que dominemos nuestras palabras y genio, somos esclavos de Satanás, y estamos sujetos a él como cautivos suyos. Cada palabra discordante, desagradable, impaciente o malhumorada, es una ofrenda presentada a su majestad satánica. Y es una ofrenda costosa, más costosa que cualquier sacrificio que podamos hacer para Dios; porque destruye la paz y la felicidad de familias enteras, destruye la salud, y puede hacernos perder finalmente una vida eterna de felicidad. 2MCP 225.1

La Palabra de Dios nos impone restricción para nuestro propio interés. Aumenta la felicidad de nuestras familias y de cuantos nos rodean. Refina nuestro gusto, santifica nuestro criterio y nos reporta paz mental, y al fin, la vida eterna. Bajo esta restricción santa, creceremos en gracia y humildad, y nos resultará fácil hablar lo recto. El carácter natural, apasionado, será mantenido en sujeción. El Salvador, al morar en nosotros nos fortalecerá a cada hora. Los ángeles ministradores permanecerán en nuestras moradas, y con gozo llevarán al cielo las nuevas de nuestro progreso en la vida divina, y el ángel registrador tendrá para anotar un informe alegre y feliz.—Joyas de los Testimonios 1:109 (1862). 2MCP 225.2