Go to full page →

Los hogares de ancianos no son el remedio 2MCP 386

Constantemente se hace hincapié en la necesidad de cuidar a nuestros hermanos y hermanas ancianos que no tienen hogar. ¿Qué puede hacerse por ellos? La luz que el Señor me ha dado ha sido la misma que en otras ocasiones: No es lo mejor establecer instituciones para el cuidado de los ancianos, a fin de que puedan estar juntos, en compañía. Tampoco debe despedírselos de la casa para que sean atendidos en otra parte. Que los miembros de cada familia atiendan a sus propios parientes. Cuando esto no sea posible, la obra incumbe a la iglesia, y debe ser aceptada como deber y privilegio. Todos los que tienen el espíritu de Cristo considerarán a los débiles y ancianos con respeto y ternura especiales.—Joyas de los Testimonios 2:509, 510 (1900). 2MCP 386.1