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Los rasgos se acentúan en la ancianidad 2MCP 388

Vi a David suplicando al Señor que no lo abandonara cuando fuese viejo: vi qué causa le arrancaba esta ferviente oración. Veía él que la mayoría de los ancianos que lo rodeaban eran desgraciados, y que las características desfavorables de su carácter se intensificaban especialmente con la edad. Si por naturaleza las personas eran avarientas y codiciosas, lo eran hasta un punto muy desagradable en su vejez. Si eran celosas, inquietas e impacientes, lo eran especialmente en edad provecta.—Joyas de los Testimonios 1:172 (1864). 2MCP 388.2