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La abierta confesión de los pecados secretos siembra semillas de mal 2MCP 418

Se me ha mostrado que muchísimas confesiones nunca deberían haber sido pronunciadas ante oídos mortales; porque el resultado no lo puede anticipar el juicio limitado de los seres finitos. Las semillas del mal se siembran en las mentes y los corazones de los que oyen, y cuando se encuentran frente a la tentación, esas semillas germinan y llevan fruto, y se repiten las mismas penosas experiencias. Porque, piensan los tentados, estos pecados no deben de ser tan graves. ¿Acaso los que se confesaron antes, cristianos de larga data, no han hecho estas mismas cosas? De este modo la confesión abierta de estos secretos en la iglesia será un sabor para muerte en lugar de serlo para vida.—Testimonies for the Church 5:645 (1889). 2MCP 418.3